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jueves, 29 de agosto de 2019

NI DE NIÑO NI DE NIÑA

NI DE NIÑO NI DE NIÑA

El otro día,recibí mensajes  por un vídeo que hice en Instagram,mensajes que me enfadaba profundamente con esta sociedad,una sociedad en la que no somos conscientes de las cosas,que quizá sin darnos cuenta o quizá porque tenemos pensamientos dañinos somos capaces de decir delante de nuestros hij@s.
El vídeo trataba del famoso tema,rosa para niñas,azul para niños,pelo largo para niñas,pelo corto para niños,muñecas para niñas,camiones para niños.
Mi hijo de 5 años,lleva el pelo largo,lo lleva porque a mi gustaba,se lo dejé largo y ahora es él al que le encanta y no se le pasa por la cabeza cortarselo.
Pues bien,a diario,tenemos que aguantar comentarios,algunos sin ninguna maldad,tipo:
-Pensaba que era una niña por el pelo y la cara tan bonita.
Pero hay otros que me enfadan,me ponen el lomo erizado(como dice mi amiga Adriana) tipo:
-Cortale el pelo al niño mujer que parece una niña.
Lo peor de estos comentarios,es que muchos de ellos ,los dicen delante de niñ@s,niñ@s que no tienen todavía ninguna opinión tan retrógrada como sus padres,y eso sí que me pone de mal humor.
Queremos avanzar en el mundo,pero con estos pensamientos no se puede,queremos hij@s educados y con valores,pero así nobse puede,queremos que termine el bulling,pero así no se puede.
Yo he llegado a ver como una madre le arrancaba(literalmente)de las manos a su hijo varón una silleta con una muñeca,yo he llegado a ver como un padre le decía a su hija que mirara como el mi hijo(que baila flamenco)llevaba botas de tacón.
¿En que mundo estamos criando a nuestros hij@s?¿donde está la educación que queremos darle?
Hoy mismo,hablando de este tema,una mamá me comentaba en la piscina delante de su hijo de 4 años que ella educa a su niño para que no piense así,y sin darse cuenta me dice:

-En nuestra casa hay muchos juguetes de niña,tenemos muchas muñecas.

Era la primera vez que hablaba con ella,por lo que no he visto bien hacerle ver lo que acababa de hacer,pero ahí estaba su feo comentario,delante de su niño acababa de decir que las muñecas son de niñas,nooooooo que horror era lo único que pasaba por mi cabeza mientras ella ha seguido hablando,en tu casa hay muchos juguetes,punto.
Los juguetes son juguetes,los colores,son colores,el pelo es puramente una parte de nuestro cuerpo que cada un@ lleva como realmente le gusta o apetece,no hay más, no hay más historias retorcidas que buscar,no podemos enseñarle a nuestr@s hij@s eso.
Esos pensamientos hacen carne de cañón a nuestr@s peques para sufrir o hacer bulling.
Respeto,emociones,valores,compañerismo,eso es lo que tenemos que hablar delante de ellos,eso es lo que tenemos que meterle en la cabeza para que este mundo funcione.
No hay cosas de niños ni cosas de niñas,las cosas son cosas y no hay más allá.
Pensemos profundamente en esto,queramos a nuestros hij@s enseñándole a ell@s a querer a los demás.
Luchemos por ser mejores personas,llevando ropa rosa o azul,el pelo corto o melena al viento,pero luchemos por ello,porque lo que tu hagas hoy,mañana lo harán tus hijos.




viernes, 16 de agosto de 2019

TODO NO PUEDE ESTAR MAL.

Todo no puede estar mal.

Que duro es criar,que difícil es hacer las cosas bien.
Los padres somos maestros de la vida,somos el GPS del futuro de nuestros hijos,pero al igual que el GPS aveces te lleva por camino más difícil lleno de baches y piedras nosotros también nos equivocamos de ruta.
Creemos que educar es corregir lo que nuestros pequeños hacen mal,creemos que es decirle "eso no se coge que es caca""no le quites el juguete a tu hermano que lo tenía él", "no se habla con la boca llena","no te sientes tu primero que hay una anciana de pie" 
No,no no...
Porsupuesto que hay que corregir lo que no está bien hecho,enseñar a respetar e inculcar unos valores,pero,¿y lo que hacen los niños que SÍ está bien?

Cuando tu hijo te sale del baño después de limpiarse el culete el sólo,te lo dice y mientras cocinas,planchas o te vistes para ir al trabajo le soltamos un simple"muy bien cariño"y seguimos la rutina,cuando el pequeño le pega al mayor y el mayor sin tocarlo viene y te dice mamá me está pegando y tu vas a decirle al pequeño que no se pega,cuando terminan de comer ,cogen su plato por primera vez y lo llevan al fregador y tu ni lo miras y sigues recogiendo,cuando en el parque le dejan su camión al un niño desconocido para que así entre los dos hagan una carretera en la arena,etc...

Cometemos el error de pensar que es su obligación hacer las cosas bien y lo es,en cierta medida,pero es su obligación como humano,como persona responsable,sin embargo,no nos damos cuenta que son niños,y que para saber,hay que aprender,y aprender solo de corregir errores cometidos no tiene que ser fácil para ellos.
Cuando en un trabajo, tu jefe te está regañando continuamente, nosotros,los adultos, solemos criticar a ese jefe por ese acto,sin embargo, en casa con nuestros hijos nos convertimos en ese jefe.

Aplaudir algo bonito que hacen los hijos,valorar y enorgullecerte haciéndoselo saber a ellos ,es algo que tanto a padres como hijos nos sirve de mucho.
La autoestima de ellos la subimos un peldaño y el aprendizaje nuestro en la crianza avanza en su camino.

Digámosle lo bien que han hecho el dibujo,lo orgullosos que estamos de ellos por haberle dejado al niño el balón,lo mayor que se está haciendo cuando quita la mesa o se baña solito,y sobretodo digámosle que mamá y papá están para lo que necesiten,que lo que no sepan nos lo pregunten y que son el mayor tesoro que tenemos en casa.
        
                            La mamá del incienso 

miércoles, 7 de agosto de 2019

COMO SI LO HUBIERA PARIDO




 Como si lo hubiera parido.


Dicen que uno no entiende las cosas hasta que las vive,que hasta que no estás en su pellejo no vas a entender lo que ves muchas veces;y así lo comprobé yo hace 16 años.
Cuando yo era niña,veía a mi madre hablar de su "Paquito"como si se tratara de un tesoro,como de la joya especial que nadie se acuerda que está pero que su propietaria tiene bien guardada,era algo que yo no terminaba de entender,su "Paquito"no era su hijo,era el hijo de su hermana y además ya era mayorcito pero seguía diciéndole "Paquito",cuando hablaba de él se le enternecía la cara,le brillaba la mirada y yo aún sin entender muy bien porque aprendí a quererlo de forma especial.
Pasaron los años y mi hermana mayor fue madre,para mi,era algo divertido,yo vivía aún con mis padres y tener por allí un bebé seguro que sería entretenido,pasaron los años y yo también me casé, entonces no tenía todos los días en casa al pequeñajo y empecé a echarlo de menos,ahí empecé a acordarme de mi madre y su mirada brillante.Yo fuí madre pasados unos años,lo más maravilloso que me ha dado la vida, y mientras,el pequeñajo que siempre estaba en casa de mis padres seguía creciendo,empezó secundaria y bromeábamos con lo mayor que estaba y lo rápido que había pasado el tiempo,pero empezó a tener su propio móvil,salir con sus amigos e incluso su primer beso con una chica y ahí si que me acordé de "Paquito".
Entendí lo que sentía mi madre en aquel entonces,comprendí que sin parirlo era parte de mi,descubrí que por él era capaz de esforzarme en lo que fuera,que si él me necesitaba estaría ahí antes de que terminara de pedírmelo,que si él estaba triste,yo lloraría a su lado,que si era feliz,mi felicidad le acompañaría, y comprendí que si una de mis hermanas era madre,lo era yo también sin pasar el dolor físico.
El primer sobrino es como el rayo de sol de las mañanas,ese que disfrutas desde que te levantas hasta que se duerme.
Para mí,soy madre de 2 pequeñajos preciosos,pero tengo un hombrecito de 16 años al que no saco de mi cabeza cuando está con exámenes, cuando sale y viene tarde,cuando veo que el corazón que tiene no le cabe en el pecho y siempre será así porque sin ser hijo mío lo quiero,como si lo hubiera parido y al que quiero que mis hijos adoren como mi madre me enseñó a mi a adorar a su sobrino.
Te quiero David.

Sobrinos=amor desbordante hacia personitas que no has parido pero sacas las garras como una leona si te necesitan y eres como un osito amoroso cuando te dejan.


                                   La mamá del incienso