PARA SILVIA,MI HADA

PARA SILVIA,MI HADA.

Hace 10 años necesitaba ayuda,era verano,y como en casi todas las ciudades,aquí en verano el mundo se paraliza.
No encontraba la ayuda que necesitaba y cada día que pasaba era una pesadilla más en mi mente,era una agonía.
Tenía a mi lado a Lola,nuestra Lola,que desde el cielo ahora sé que nos cuida y me llamaba a diario para ver cómo estaba,le lloraba,le decía que no podía más y que estaba siendo imposible levantarme sin ayuda,y entonces ella,me habló de Silvia,una chica que conocía del trabajo y a la que admiraba,se puso en contacto con ella,le pidió el gran favor de atenderme y le contó lo difícil que me estaba resultando encontrar a alguien que me atendiera en pleno Agosto.
Pero ella, Silvia, lo hizo,accedió a atenderme,tengo que reconocer que no tenía ninguna esperanza, ya que la negatividad en ese momento era para mi lo primero de mi lista.
Pero la conocí, empezó a tratarme,y mi vida cambió por completo,fueron muchos meses,muchas charlas,muchos llantos y muchas pruebas,pero Silvia, mi Hada,estaba ahí, al pie del cañón para acompañarme en cada pequeño paso que daba.
Hoy ,estamos encerrados en nuestras casas,estamos viviendo una pesadilla llamada coronavirus,y tenemos tiempo para jugar con nuestros pequeños,para cocinar,para leer...pero también tenemos tiempo para agradecer,para perdonar,para echar de menos,para analizar.
¿Y porque no coger y hacerlo?
Hace 10 años que ella me ayudó a mí,y ahora soy yo quien quiere devolverle esa ayuda en forma de blog.
Hoy doy gracias a Silvia "mi Hada"por hacer de mi una persona más fuerte,doy gracias a Silvia"mi Hada"por ese acompañamiento de corazón, hoy,doy gracias a Silvia "mi Hada"por atenderme en Agosto,hoy doy gracias a Silvia"mi Hada"por volver a hacerme sonreír.
Tu más que nadie sabes lo que sufrí ,y hoy,en estos momentos tan duros que tod@s estamos pasando,quiero mandarte mi apoyo,mi fuerza,mi alegría, mi abrazo,mi ánimo, y decirte,que como tú misma me dijiste un día:
Vamos a salir de esta.
Gracias, mil gracias de corazón ❤
Para Silvia Cesteros.

                          
                            La mamá del incienso